TARDE UN MARTE

Raices en el aire.

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El ayer tenía lista la desgracia del día,

un Martes saltó desde un puente festivo,

rugidos de un llanto que nadie entendía,

La madrugada daría que hablar al pueblo dormido.

Atraído por la luz parpadeante de lo irreal,

un corazón en la niebla que nunca encontró su lugar,

hizo un nudo con los extremos del valor y la cobardía;

y levitó tramposamente, sacando la lengua a la vida.

Novio formal de mi exnovia la muerte,

llegas tarde al club de los 27,

tarde llegó también la suerte,

ese día si, todos querían verte.

Dime en silencio, ¿desde cuándo andabas herido?

¿cómo es que ninguno vio que estabas deprimido?

¿Por qué hay amigos más interesados que conmovidos?

Siempre en las buenas, pero en las malas, fugitivos.

Tocó morir lleno de ganas de vivir,

no más vueltas al sol, sobrepasaste el fin,

en algunos sueños estarás, pero serás ausencia nada más,

y es así, como se vuelve maldición amar.

Charcos de dolor en tu sangre, cadenas que atan penas.

No mataste al dolor, lo repartiste entre los demás;

otorgas la razón a quien no alcanzó a conocerte,

vivos que blasfeman de la muerte.

Te despreció la iglesia como nosotros a ella,

Será tuyo el primer trago de cada botella,

será tu escapulario una ametralladora,

espero sirva para fusilar a la pálida señora.

No recuerdo bien si sabes volar,

con tan escasa fe, ¿a quién vamos a rezar?

hoy los dioses callan, desde hace tiempo son mimos.

El peor daño nos lo hacemos a nosotros mismos.

Escapaste del tiempo, el mayor rufián,

aquí me tienes, atropellado por el afán,

Benditas sean tus azabaches alas, tus finas plumas,

las flores y el polen que te fumas.