Concordia es sinónimo de armonía, pero nosotros solo somos bulla.

El picaflor

Sería ideal pertenecer a una sociedad libre, en la cual todas las personas puedan vivir en armonía y con igualdad de oportunidades; algo similar dijo Nelson Mandela y es lo que muchos anhelamos. Encontrar una solución a los problemas sociales que son tan evidentes hoy; cuando la corrupción, el egoísmo y la intolerancia se mantienen en constante aumento.
Tengo claro que una sociedad en total armonía es una ficción, un sueño de imposible cumplimiento, una utopía. Pero hay algo que sí es alcanzable y suficiente, sobretodo en poblaciones tan pequeñas como la nuestra, donde son menos personas las que se deben poner de acuerdo, para construir un espacio social y legal en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse de la manera más correcta.

 
Pero el reto es aprender a vivir en comunión, aprender a vernos como un territorio unido (de ejemplo la unidad que tiene la gente de Chengue), a pensar como un municipio, a comprender que la manera más fácil de crecer, es unidos, sin que nuestras diferencias nos conduzcan a degradar, suprimir o reducir al otro.
Mejor dicho, volver a ser lo que fueron nuestros abuelos, gente amable, trabajadora, comprometida con su familia y su tierra. Tanto, que algunos persisten hasta nuestro tiempo.
El tiempo es otro, el mundo es diferente, las cosas que antes servían hoy en día puede que no apliquen, pero algo es claro, nadie nos va ayudar si no empezamos nosotros mismos a pedir el cambio.
Tenemos un reto, aprender a vivir en pluralidad. debemos que cambiar nuestra mentalidad egoísta y competitiva. Es difícil, lo sé, no sé el porqué, pero es realmente difícil. Estamos acostumbrados a encerrarnos en nuestras ideas, a verla como la única válida, la defendemos cuando la cuestionan, no nos permitimos dudar de ellas, ni que le hagan mejoras, vemos como intrusos a quienes intentan cambiar nuestra manera de ver las cosas, nos resistimos al cambio y cualquier cosa que difiera con nuestra idea la rechazamos.
Ni hablar de los fanáticos políticos, que todo lo amargan y que justificados con lo que les ha convenido personalmente, son capaces de defender los abusos de su líder. Lo digo porque un grave problema de nuestro país es la corrupción, y claro, nuestro municipio no es la excepción, sino un claro ejemplo de lo jodidos que estamos. Pero no podemos resignarnos, podemos vencer esta impotencia, todo pasa frente a nuestros ojos, es simplemente dejar de aceptarlo como normal.
Dejar de ser un pueblo sin ley, donde nadie denuncia la ley no aplica, en Concordia roban y no pasa nada, un carro puede matarte y se limitan a definir de quién fue la culpa.
Existen personas que intentan ser remiendos para esta carcomida humanidad, con afán de sembrar esperanza sobre un futuro cada vez más corto y más afilado. Los admiro, sé que no es fácil su misión, y sin sin intención de recibir algo a cambio recorren el mundo, dejando su ejemplo como semilla, que intenta germinar entre los pasos de la gente que la pisotea compitiendo por el dinero.
Tenemos la obligación de defender lo nuestro, de expresar lo cansados que están algunos de vivir día tras día luchando con la pobreza extrema, como Sísifo condenados, y sin más descanso que la muerte, porque en lo más frágil de la vejez, deben continuar empujando su roca.
¿Dónde están los jóvenes? ¿ya cayeron en la trampa? No quiero pensar que también se dejaron comprar con licor y que van a permitir que nos sigan robando; que se acostumbraron a una vida sin oportunidades. Si existe alguna persona dispuesta a luchar por su tierra, los invito a unirse, a conversar a proponer, a ser intensos, a resolver las diferencias políticas e ideológicas y concentrémonos en solucionar.
A la democracia concordiana hay que rejuvenecerla, iniciar una nueva etapa.  Ello implica sentir, denunciar cada vez que alguien se enriquece con contratos para construir cosas que no necesitamos, pedir un sistema que genere resultados, empleos. Tenemos que modificar el ejercicio de la política en Concordia, porque la administración y la oposición quieren lo mismo, explotar las arcas del municipio.
No se resignen, si les gusta vender el voto, pueden hacerlo, pueden venderlo las veces que quieran, pero tu puedes votar por quien quieras. El problema es que sabiendo que te van a robar te pongas a defender y rendir pleitecía a quienes te hacen daño a ti y a tu tierra.

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