Nadie, somos todos.
¡Mi Concordia! En mi corazón tienes un gigantesco lugar, tan grande como el
escenario que me ofreciste para vivir. Tus aguas, tu paz, tu seguridad y tu
manera sencilla de vivir me hacían feliz. Me enamoraron tus detalles: la gente
en las mecedoras frente a sus casas, mientras la brisa de diciembre mecía las cadenetas
hechas de recortes de tela y bolsitas de “bolis” rellenas de agua tinturada, las
charlas de mi abuela con sus viejos amigos acerca de gente y tiempos que no
conocí, mis amigos que corrían por las calles con una libertad impensable, Jugando
“al Libe”, “Fusilao” o “la yeba” sin cansarnos; se notaba la ilusión bonita de
que todos estábamos conectados por el orgullo de ser Malabrigueros.
Te vi crecer mientras yo crecía, te vi cambiar, ya no eres como antes, me
llena de nostalgia ver como el tiempo nubla esos recuerdos y me doy de frente
contra una realidad casi aterradora. Cómo no me va a doler ver que la ciénaga
que te adornaba hoy no está, tus calles están llenas de polvo, casi desérticas,
el sol tuesta cada lugar, no hay sombra, no hay árboles, si no hay fiestas te
tornas aburrida, estas dormida en el conformismo, en el abandono y por tus
aceras de cemento se pasea huérfana la esperanza.
Tu belleza nunca fue el cemento, pero te lo venden como progreso. ¿A donde
se mudó esa gente que no se complica y vive simple? Aquí ya nadie siembra, ya
nadie sale a montar a caballo, hoy todo prefieren las motos, no hemos aprendido
a manejar las basuras y estamos llevando hasta nuestro municipio la profecía de
Pedro castro. No tenemos un plan para realizar, estamos divididos por intereses
individuales, el caos nos deslumbra y no vemos con claridad.
Nadie nos enseña a cuidar las especies en vía de extinción, es normal que maltratemos
y matemos animales por diversión, me decepciona que no tengamos conciencia de la
manera en que afectamos lo que nos rodea, y la manera en que eso nos afectan a
nosotros.
Nadie es responsable por las cosas que pasan, nadie se queja, nadie
intervine. La ley en Concordia no existe, somos una especie de republica
independiente, aquí nadie denuncia y los abogados no trabajan. Nadie se ocupa
del arte, de propagar cultura, de cuidar el medio ambiente, nadie revisa que
las cosas se hagan bien, nadie revisa contratos y nadie investiga.
Hoy quise hacer el intento de convencerlos de sembrar un árbol, quiero
lograrlo, quiero demostrarles que todos somos parte de la solución, quiero que
aprovechemos los espacios, que pensemos en lo que podemos cultivar en la
amplitud de nuestros patios y construir una primavera llena de papaya, Ají,
tomates y otras frutas, verduras y hortalizas. Quiero que el conocimiento nos
revele nuevas maneras. En la ciudad están de moda los huertos urbanos, es incoherente
que en el pueblo no se hagan. Sembrar alimentos en casa, es una manera fácil y económica
de tener productos frescos y totalmente orgánicos. No podemos excusarnos en la
falta de agua, en el duro verano, sé que hay inconvenientes, pero lo que nos
frena realmente, son las excusas embusteras, podemos trabajar unidos, Concordia
se hizo para sudar, y con el continuo sudor drenar la crisis, volvamos a cultivar
la tierra y a cultivar nuestras almas.
Tenemos las herramientas y espacio para construir, es como un regalo que
nadie abre, tenemos mucha pereza, demasiada pobreza, pocas ideas, no sabemos proyectarnos,
nadie nos enseñó a planificar, no somos recursivos, olvidamos como serlo.
Decepcionamos a nuestros abuelos, cuando envejecieron las cercas cayeron
al suelo, desaparecieron los jardines y las mariposas ya no vuelan por el
pueblo. Hoy hemos perdido bonitas costumbres, sin embargo, seguimos dejando los
animales domésticos andar libres por las calles, nos parece hasta ridículo pensar
que deben estar siempre encerrados. Hay que entender que esto es necesario para
volver a reforestar las calles, para que crezcan flores en las casas, plantas
medicinales y volver a ver luciérnagas.
No es mi intención regañar a nadie, solo quiero pedirles un favor,
siembren un árbol, démosle a el municipio un respiro, que rejuvenezcan las
calles que se expanden. Recuperemos aquella tierra en la que nacía toda semilla
que caía, recuperemos aquella tierra en la que el que no tenía dinero, tenia de
donde comer, luchemos contra la desgracia, todos podemos hacer algo, pintemos
entre todos de verde este futuro negro, recuperemos el respeto común, veamos
con claridad y recuperemos nuestra identidad.
Espero que mis palabras no sean en vano, espero que vuelen se posen en tu
casa y te hagan pensar con el corazón. Tengo la esperanza de ser escuchado, como
una voz calmada que disipa el miedo, como una semilla que brota, una planta que
nace entre tanto caos, un retoño que da vida a un cambio importante, un color
verde que no mancha, un color tan hermoso que tiene permiso de colorear saliéndose
de las rayas.
Que las letras sean también aliento, redundantes como gotas de lluvia que limpian
tus ojos y revelan la belleza que no ves y la tienes ahí delante. Solo hay que levantarse y decir: basta! No sirve
de nada lamentarse, saca la casta que hay en ti, te has olvidado de ser,
simplemente ser. Recuperemos el orgullo de ser Concordiano.
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