Cháchara política.



Bandera de Concordia (Magdalena)

Existen demasiadas fórmulas para medir la pobreza de una región, comunidad o país, en eso se va y se ganan la vida los economistas, pero en lo personal la única manera que yo encuentro para medir tal estado es midiendo la calidad de vida de quienes lo conforman. Y por lo que yo conozco referente a mi asoleada tierra, estamos rozando la miseria.

Y lo grave es que muchos no comprenden que la manera más fácil, por no decir la única oportunidad que tenemos para progresar y superar tanta pobreza es la política. Intentare explicar mi punto:
La gente no tiene dinero para gastar todo el año, pocos Concordianos tienen un sueldo mensual, y son menos los que tienen uno justo, un negocio puede producir los primeros meses o por temporadas, pero la economía del municipio pocas veces alcanza para mantenerlo de pie a través de los años, es por eso que los negocios decaen y se transforman, es por eso quizá que recaen en lo mismo: billares y cantinas.
¿Qué negocio es rentable en Concordia? La alcaldía, y me da asco que hoy se vea la alcaldía como un negocio, y lo peor es que la gente no conoce siquiera otra manera de verla. La culpa recae exclusivamente en la falta de voluntad política de los gobiernos de turno (incluso desde antes de que fuéramos establecidos como municipio), para educar a un pueblo que resulta fácil de manejar en la algarabía de la ignorancia.
Lo primero debe ser la generación de empleo, reducir las desigualdades al máximo. El progreso no viene empacado en bolsas de cemento, todo lo contrario, somos campesinos y nuestro futuro es el campo.


El egoísmo y la vanidad de algunos nos deja ver lo evidente: el gran tesoro comercial de Concordia es el campo, la alcaldía debería invertir en el sector agrícola, buscar tecnificar las fincas, explorar nuevos productos, sin embargo, carecemos de una política agraria seria y coherente. El campo puede ser, sin lugar a dudas, el generador del cambio social que requiere con urgencia nuestra gente. Si desarrollamos el campo como corresponde, mejorará la calidad de vida de muchas familias, porque poco nos sirve tener cemento regado en las calles, si la gente sigue teniendo los mismos problemas económicos y sociales.

Pero esto solo se materializaría si los “Malabrigueros” cambiamos de mentalidad y aprendemos a vivir y a trabajar en comunidad, porque como estamos haciendo las cosas veo que lo que debe salir bien sale mal, y lo que puede salir mal resulta peor.
No pretendo hacer un manual ni darles una fórmula matemática o química que nos transforme, pero si me gustaría que leyeran y analizaran mi consejo, que lo compartan con quienes no son capaces de leer, que se animen a escribir también sus opiniones, que muestren más interés en la política, que participen de ella, que no solo la vean como la oportunidad de recibir un favor, peleando hasta con la familia para conseguirlo.
Me encanta cuando la gente se apasiona con la política, pero me molesta quien se obsesiona con ella, me gusta ver gente joven en la política, pero me decepciona ver que muchos de estos nuevos actores, son solo parte de la estrategia política de los mismo “líderes políticos” de siempre, quienes ni siquiera tienen en cuenta las aptitudes de las personas que escogen para ocupar el puesto de concejal, pues estos solo miran los votos que puedan pescar con ellos, a final de cuentas no necesitan más que un títere, al que puedan manejar a su antojo. Siendo esta una simple reiteración de las viejas costumbres políticas que por años han empobrecido a nuestro municipio y la causante de problemas como los que evidenciamos en la actualidad, con las relaciones concejal-alcalde (como pasa con Caicedo en Santa Marta y Petro en Bogota), que en este periodo nos costó entre otras cosas, la adecuación de una vía que podía mejorar el transporte, pero eso ya lo olvidamos.


Via a Bellavista "Moya"
Algunos de los candidatos al concejo no son más que peones de una guerra declarada entre corrientes políticas que piensan que la manera más económica de ganar las próximas elecciones a Alcaldía y Concejo es basándose en el fracaso que puedan causar a la gestión del actual Gobierno, que decepcionaría a los Concordianos si no consigue obras, debilitando a su vez el poder económico que adquirirían sus rivales con las comisiones de estas, y viceversa, porque la alcaldía tampoco es capaz de ceder la coordinación y ejecución de proyectos a sus opositores.
Por lo cual les recomiendo, no caigan en la trampa de quienes solo piensan en dinero, nos conocemos todos, es algo que tenemos a nuestro favor, solo es que pensemos bien a quien vamos a elegir. No es conveniente votar por una persona solo porque vive en nuestro barrio, porque es mi amigo de parrandas o porque se acercó a ustedes a pedirles el favor como normalmente hacemos, pensando que no tiene mucha importancia. Lo digo porque las personas que se autodenominan inteligentes (sin logros), los mismos que comparten noticias de injusticias y malos procesos políticos, que desde las redes sociales pretenden salvar vidas y el futuro del país, muestren ambigüedad en su moral al tomar tales decisiones, como quien piensa que en realidad no perjudica a nadie.
No es mi intención decir que hay quienes no sirven para concejales, no hace falta ningún talento innato para ser político, de hecho, están los que con solo una psicopatología determinada nos hacen pensar que han nacido para ser políticos. Forman parte de una casta selecta de individuos que prosperan en la vida utilizando las peculiaridades de su personalidad, su astucia y sus artimañas, en lugar de un conjunto específico de habilidades y alcanzan los mismos objetivos que otros solo alcanzan a través del trabajo duro y disciplina.
Jugando al juego y haciendo todo lo necesario para llegar más allá.
Y es fácil en un pueblo que tiene más controversias que acciones, mucho circo y poco pan, mayoría concejales impuestos y sin decisión propia, ni siquiera para elegir a quien apoyar y de quien recibir apoyo.
Que lastima gente bien intencionada que odia la política, por falta de la inspiración de un líder que muestre la verdadera política, el trabajo en conjunto con la comunidad, transparente en el manejo de los recursos, que busque una reconstrucción integral en lo físico y en lo humano.
El año pasado tome la decisión de inscribirme como candidato al concejo de Concordia, actualmente estoy a esperas del aval del partido liberal, no pretendo ser un héroe y cambiar la política, pero quizás encuentre a quien lo haga. Tengo claro que si eres ambicioso y decidido, igual que yo, cabe la posibilidad de que consigas modificarlas un poco, o puede incluso que consigas modificarlas mucho, pero ningún político va a cambiar las reglas, no importa lo mucho que la gente admire a Mujica, no importa el éxito que alguien pueda llegar a cosechar, no importa que represente una «nueva» forma de hacer política y que arremeta contra la vieja escuela, tengo que jugar al mismo juego que todos los demás, exactamente de la misma manera que se ha jugado siempre. Porque las reglas se establecieron hace tanto, tantísimo tiempo, que prácticamente son ya inamovibles.
En política, gana quien más votos tenga, sin importar de dónde vengan, no importan los abusos institucionales, legales, morales y populistas, tampoco es determinante que en la campaña hubiese imperado el “todo vale”, ni mucho menos la evidente compra de votos. Es triste pero esa es la realidad, que no debe ser. La política se ha convertido en una actividad innoble y rastrera, y no seré yo, con mis escritos, quien cambie tan macabra práctica. En todo caso, nadie dice nada el silencio impera, por eso yo hablo, convirtiendo las letras en mi voz.

El mismo patrón cada 4 años, nace una “Tercería” con integrantes que juegan a engañarse y hacer como que se dejan engañar. Donde nadie está dispuesto a apoyar a otro, mientras creen firmemente en ideales políticos del siglo pasado, nombrando personajes, que si bien son ejemplo, a estas alturas sus ideas y cuestionamientos carecen de sentido. Dicha situación les impide comprender con claridad los correctivos que hay que tomar para transformarlos en un grupo realmente próspero, busquen un propósito común y verán que por primera vez en muchos años tendremos una oposición verdadera, crítica, al tiempo que reflexiva y objetiva.

Los movimientos independientes o “Tercerías” no son ni mucho menos la causante de la tragedia; creo que son parte de la solución y algunas las siento muy bien intencionadas, “las democracias requieren del disenso para sostenerse, el unanimismo es un antídoto contra la razón”.

No se hagan los inocentes, y después los engañados, si todos somos parte del desorden político, manejados por una fórmula que pudo funcionar en el siglo XVI, cuando Nicolás de Maquiavelo dictaba cátedra política a Lorenzo II de Médici sobre el arte de gobernar; no ahora, cuando están cayendo las hegemonías reales en mundo que ya no tolera los principados políticos ni los linajes hereditarios.

saludos.

Comentarios

Entradas populares